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Se terminó la expulsión de la Federación de Santa Fe

La IGPJ nacional consideró irregular la sanción y ordenó reincorporarla a la CAB. Roberto Monti esgrime los argumentos de una injusticia. "Teníamos todo en regla, era un tema político y de encono personal", asegura y habla de todo lo mal que ve en el básquet nacional.

Aquella fatídica noche del 26 de febrero, en Mar del Plata, cuando la República Dominicana del “Che” García remontó una desventaja de 17 puntos y le ganó a nuestro seleccionado para callar a las más de 7.000 personas que llenaron el Poli y dejarnos sin Mundial por primera vez desde 1982, fue el empujón hacia el abismo. El impulso que se necesitaba para destapar una olla, para dejar al descubierto muchos problemas que, a veces, los resultados venían tapando y que hasta incluyen una crisis institucional, como confirman la profunda judicialización de una disputa dentro de la Federación de Buenos Aires y la expulsión de la Federación de Santa Fe de la entidad madre del básquet nacional que este martes cerró su capítulo ante la decisión de la IGPJ nacional.

Un verdadero papelón, teniendo en cuenta que son dos de las cuatro federaciones más importantes del país, algo que viene pasando inadvertido para el público general y que, en el ambiente del básquet, se habla poco, pese a la gravedad.

“Hay un montón de cosas que se vienen haciendo muy mal por parte de la Confederación Argentina, lo que ha generado una crisis grave que abarca muchos ámbitos”, analiza Roberto Monti, el presidente de la Federación de Santa Fe, que en abril de 2021 fue expulsada por la CAB, “sin derecho a la defensa, único caso en los 94 años de vida de la entidad”, aclara. Monti y su gente lo intentaron todo, desde lo administrativo, lo legal y lo político, y ahora tuvieron su premio cuando el organismo que controla las asociaciones civiles en el país le dio la razón respondiendo a su denuncia: a través de la Resolución IGJ N° 00000325, el Inspector General de Justicia resolvió, en el artículo 1, que la sanción es “ineficaz e irregular” y ordenó su inmediata reincorporación como afiliada.

También bajo los mismos términos declaró la asamblea general llamada para este viernes, en la CAB, con el fin de ratificar (o no) la expulsión de la federación. Un enorme revés para la CAB.

“Estamos muy contentos por el fallo, arroja claridad a un tema contra el que veníamos luchando hace dos años. Este nuevo llamado a asamblea tenía irregularidades, por el tipo de convocatoria (debería ser extraordinaria y es ordinaria) y porque no se cumplieron los plazos estatutarios. Lo mismo que nuestra injusta expulsión. La CAB aprovechó errores del Consejo Directivo anterior a mi gestión para lograr nuestro veto, sin importarle los 97 años de vida de nuestra Federación. Se trató de un tema claramente político, que forma parte de una forma de actuar que dice defender la institucionalidad pero que realmente solo aplica legalidad en quienes están políticamente en su contra. Así lo vemos en Buenos Aires, una federación que dirige Miguel Chami, su vice 1° en la CAB, que recibió denuncias de varias asociaciones y perdió en todas las instancias legales, incluso en la Corte Suprema de la Provincia, pero sin embargo su federación nunca fue expulsada. Tampoco la de Córdoba, pese a que Mario Ontivero fue destituido como presidente. ¿Será porque es el vice 2° de la CAB que preside Fabián Borro?”, se descarga Monti.

Hace dos años, la CAB había tomado denuncias de la Asociación Rosarina, su aliada política, la última sobre irregularidades en el llamado a asamblea para las nuevas elecciones federativas, y así decidió el nombramiento de un interventor electoral, con facultades ejecutorias, ordenatorias y dirimentes, potestad que no existía en el estatuto vigente de la CAB, comenta Monti. La FBPSF rechazó al interventor por improcedente, pero de buena voluntad aceptó un veedor. La Inspección General de la provincia avaló la conducta de la federación, rechazando las impugnaciones, y confirmó las elecciones. Ante ese revés, la CAB duplicó la apuesta y, dos días antes de llevarse a cabo, expulsó a Santa Fe, “por las irregularidades de los últimos cuatro años y por no aceptar un interventor electoral”, como consignó parte del comunicado oficial de la entidad madre. El comicio, avalado por la IGPJ, se hizo igual. Monti ganó 19-0 en votos.

La desazón del seleccionado argentino tras perder con Dominicana en Mar del Plata.

“Igualmente lo llamé al presidente Borro para darle una solución. Le dije que podíamos renunciar y llamar nuevamente a elecciones, como había pedido, pero sin un interventor puesto por él. No aceptó. Tampoco contestó los escritos, en octubre y diciembre del año pasado, pidiendo nuestra reincorporación. Tampoco pudimos avanzar con el diálogo. Hablamos con Sergio Gatti, secretario de CAB, y luego con Horacio Muratore, presidente Honorario de FIBA, sin recibir respuesta más que ‘hablá con Borro’. Realmente no había motivos para mantener esta expulsión, más que diferencias políticas y un evidente encono personal. Tenemos todo en regla. En los últimos dos años recibimos la constancia de Personería Jurídica -sin observaciones- de la IGPJ provincial y en febrero denunciamos el caso a la IGPJ nacional. Ahora al fin llega la luz a este camino en el que estuvimos solos durante dos años”, explica Monti.

El directivo asegura que estar fuera de CAB les venía ocasionando perjuicios en lo deportivo, económico e institucional, a todos los protagonistas, más allá de que la federación, internamente, goza de muy buena salud y sigue organizando los torneos sin problemas, con sus 350 clubes, incluyendo la Copa Santa Fe, con 1200 partidos anuales, exceptuando a los clubes de pagar inscripciones y aranceles de árbitros.

“Por suerte venimos muy bien en lo deportivo y económico, pero nunca es lindo estar fuera de la entidad madre. Y además que pase esto por primera vez en la historia es el reflejo de lo mal que está el básquet argentino. Es un papelón, sobre todo ver que no había voluntad de arreglar nada”, agrega.

El apoyo llegó de uno de los jugadores santafesinos más famosos, el Chapu Nocioni. “Yo estoy totalmente en contra de la desafiliación de una federación, salvo que sea un tema extremo. Si es como me dicen, en este caso, por irregularidades del pasado, debería haber una sanción, pero no una expulsión que perjudique a las asociaciones, clubes y jugadores, a todos… Hablé con Monti y me ofrecí para mediar con Borro. Hablé, le dije mi opinión y me escuchó. Ahora veremos qué pasa. Ojalá se solucione de otra forma que no sea manteniendo a la federación por fuera de la entidad madre del básquet. No es el camino”, fue su opinión.

Monti considera una lástima tener que “ocupar tiempo en esto en vez de en el desarrollo de nuestro deporte”, al que observa en “una crisis grave, más de lo que pensamos”. Y comienza a enumerar problemas. “Arrancando con algo conceptual, que viene desde la creación de la Liga (1984): nunca hubo un respeto mutuo por el otro, en el caso de los clubes poderosos hacia los formadores y también con el deseo, para mí erróneo, de algunos instituciones formadoras buscando competir como sea, cuando su rol debería ser el otro, desarrollar jugadores”, inicia para luego completar ese pensamiento.

“Se suma el error de incrementar de forma indiscriminada los clubes que se inscriben en torneos nacionales. Antes había 16 en la Liga, ahora 20. Antes 24 en TNA, ahora 34. Antes 40 en el Federal, hoy más de 100. No hay tantos jugadores para abastecer a todos los equipos y se traen extranjeros que quitan más que suman… Así decrece la calidad de los torneos, de los partidos… Y todo se completa con las fichas disponibles, hoy cuatro por equipo. Mirá si tu club formó varios pibes y te encontrás obligándolos a irse porque no hay lugar. Todo para peor. En estos años se dieron una serie de decisiones perjudiciales para el desarrollo, siempre favoreciendo la concentración de poder, donde ganan los equipos con apoyo de gobernaciones o de clubes de fútbol…”, analiza.

Otro problema, dice, es el nuevo sistema de transferencia. “Antes los clubes tenían un capital deportivo para luego desarrollar un proyecto. Hoy te llevan a los pibes sin dejarte nada, salvo que les hagas contrato por cinco años. Cinco años en este país, otro despropósito. También está el tema de las categorías, de las edades. Pusieron la U13, sólo podés competir con 13 porque antes está Mini y Premini. Es complejo completar los equipos. Debería ser U14 y así tenés dos años para formar planteles. Es lo que hacemos nosotros. Pero no por capricho. Lo dice el Manual CAB que hizo Silvio Santander. Pero ni el manual de ellos respetan..”, dice.

También se pregunta qué pasó con el Plan Altura. “Hay que salir a buscar desde la CAB, porque los clubes hacen lo que pueden. Tenemos carencia de altura y hasta el vóley ha captado más que nosotros. Carencias que se notan cuando salen las selecciones juveniles a jugar afuera”, asegura.

Monti rechaza la concentración de poder que se ejerce desde hace años. “Hay que abrir el juego, como pidió Chapu Nocioni. Con él hablé, también con Scola. Hoy no quieren meterse y los entiendo. Pero yo estoy seguro de que si se arma una buena mesa de trabajo, con todos los estamentos, jugadores, entrenadores y árbitros, los chicos de la Generación Dorada se van a sumar. Tienen mucho que dar. Los dirigentes federativos deben conducir pero ellos pueden aportar un montón de todo lo que vieron por el mundo”, no tiene dudas.

También hace autocrítica dirigencial. “Se desperdiciaron años. Y dinero. En una época parecía que no había recursos para una Selección B que, más allá de la Generación Dorada, saliera a rozarse al exterior, por caso, pero sí había para fiestas onerosas de cumpleaños… Hoy sólo decide una persona y así estamos. En el básquet argentino han llegado muchos dirigentes a lugares importantes buscando poder, figuración o dinero. Caudillos que en realidad nunca trabajaron para el básquet sino para ellos. Y ahora la crisis es grave, en lo deportivo, el desarrollo y hasta lo institucional”, explica. A los 72 años, Monti aún da pelea. “Porque hay un montón de cosas para hacer, proyectos, cosas pendientes… Claro que puedo tener falencias, pero siempre estoy buscando mejorar, mirando para adelante, trabajando en equipo. El básquet argentino no merece esta realidad. Por suerte, con esta resolución, se ha corregido una injusticia”, completa.

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